viernes, 19 de agosto de 2011

Errores aclarados

El señor Thornton dio dos pasos apresurados hacia ella; se contuvo y se acercó con tranquila resolución a la puerta (que ella había dejado abierta) y la cerró. Volvió luego y se detuvo frente a ella un momento, captando la impresión general de su hermosa presencia, antes de atreverse a perturbarla, tal vez ahuyentarla, con lo que tenía que decir.


-Señorita Hale, ayer fui muy ingrato.
-No tenía nada que agradecer -dijo ella, alzando la vista y mirándole directamente a la cara-. Supongo que se refiere a que cree que tiene que agradecerme lo que hice. -A pesar de sí misma, a despecho de la cólera que sentía, un intenso rubor le cubrió toda la cara, inflamándole incluso los ojos, aunque no alteró su mirada fija y grave-. Fue sólo un instinto natural; cualquier mujer hubiera hecho lo mismo. Todas consideramos la santidad de nuestro sexo un gran privilegio cuando vemos peligro. Más bien debería pedirle disculpas yo -añadió apresuradamente- por haberle dicho palabras irreflexivas que le hicieron ponerse en peligro.
-No fueron sus palabras; fue la verdad que expresaban, aunque formulada con acritud. Pero no me disuadirá con eso para rehuir la expresión de mi más profundo agradecimiento, de mi... -Estaba al borde ahora; no hablaría dejándose llevar por su pasión ardiente; sopesaría cada palabra. Lo haría; y su voluntad venció. Se interrumpió a media carrera.


-No intento rehuir nada -dijo ella-. Sólo digo que no me debe gratitud; y añadiría que cualquier manifestación de la misma me molestaría porque creo que no la merezco. De todos modos, si hacerlo le exime de una obligación, aunque sea imaginaría, hable.
-No deseo eximirme de ninguna obligación -dijo él aguijoneado por la actitud tranquila de ella-. Imaginaria o no (no me lo pregunto), prefiero creer que le debo la vida; sí, sonría y piense que es una exageración si quiere. Lo creo porque añade un valor a esa vida considerar..., ¡ay, señorita Hale! -prosiguió, bajando la voz con una ternura apasionada tan intensa que la hizo estremecerse y temblar delante de él-, pensar que fue así, que siempre que me sienta exultante a partir de ahora, me diré: «¡Toda esta alegría de vivir, el orgullo sincero de cumplir con mi misión en el mundo, todo este profundo sentimiento se lo debo a ella!». Y duplica la alegría, enaltece el amor propio, agudiza el sentido de la existencia hasta que ya no sé si es dolor o placer, el pensar que se lo debo a alguien (no, tiene que saberlo y lo sabrá) -añadió, dando un paso adelante con firme resolución-, a alguien a quien amo como no creo que hombre alguno haya amado nunca a una mujer. Le tomó una mano y la estrechó. Y esperó jadeante su respuesta. Le soltó la mano indignado al oír su tono glacial; pues glacial era, aunque sus palabras brotaron balbuceantes, como si no supiera dónde encontrarlas.


-Su forma de hablar me escandaliza. Es blasfema. No puedo evitarlo, si ése es mi primer sentimiento. Quizá no fuera así, supongo, si comprendiera la clase de sentimiento que usted describe. No deseo molestarle; y además, tenemos que hablar bajo porque mamá está dormida. Pero su actitud me ofende...
-¡Cómo! -exclamó él-. ¡La ofende! ¡Soy realmente muy desgraciado!
-¡Sí! -dijo ella, con recobrada dignidad-. Me siento ofendida. Y creo que con razón. Me parece que cree que mi comportamiento de ayer -de nuevo el intenso rubor, pero esta vez con los ojos inflamados de indignación en lugar de vergüenza fue un acto personal entre usted y yo; y que puede venir a agradecérmelo sin darse cuenta como haría un caballero, ¡sí!, un caballero-repitió, aludiendo a la conversación que habían mantenido sobre esa palabra-, de que cualquier mujer digna de tal nombre habría reaccionado protegiendo con su venerada impotencia a un hombre en peligro de la violencia de muchos. 
-¡Y al caballero así rescatado le está vedado el alivio de agradecerlo! -dijo él despectivamente, interrumpiéndola-. Soy un hombre. Reclamo el derecho a expresar mis sentimientos. 


-Y yo he cedido al derecho; simplemente diciendo que me hacía sufrir insistiendo en él -respondió ella con arrogancia-. Pero parece haber imaginado que no me guió sólo el instinto femenino, sino -y aquí las lágrimas ardientes (tanto tiempo contenidas, contra las que había luchado con vehemencia) afloraron a sus ojos y le quebraron la voz-, sino que me impulsaba algún sentimiento particular por usted, ¡usted! Pues no había un solo hombre, ni un pobre hombre desesperado en toda aquella multitud, por quien no sintiera más compasión, por quien no hubiera hecho de mejor gana lo poco que pudiera.
-Puede seguir hablando, señorita Hale. Estoy al corriente de todas esas impropias simpatías suyas. Ahora creo que sólo fue su sentido de opresión innato (sí, aunque patrono, puedo estar oprimido), lo que la impulsó a obrar tan noblemente como lo hizo. Sé que me desprecia; permítame decir que es porque no me comprende.


-No quiero comprender -repuso ella, apoyándose en la mesa para recuperar el equilibrio; pues le parecía cruel, y lo era realmente, y se sentía fatigada de indignación.
-No, ya lo veo. Es usted desleal e injusta.
Margaret apretó los labios. No contestaría a semejantes acusaciones. Mas, a pesar de todo, a pesar de sus palabras despiadadas, él se habría arrojado a sus pies y besado el borde de su vestido. Ella guardó silencio; no se movió. Derramó ardientes lágrimas de orgullo herido. Él esperó un rato, deseando que ella dijera algo a lo que pudiera replicar, aunque fuera un sarcasmo. Pero siguió callada. Él recogió el sombrero.
-Algo más. Me parece que piensa usted que mi amor la deshonra. No puede evitarlo. Yo, aunque quisiera, no puedo librarla de él. Y no lo haría aunque pudiera. No he amado nunca a ninguna mujer: he estado siempre demasiado ocupado, demasiado preocupado por otros asuntos. Ahora amo, y seguiré amando. Pero no tema demasiadas demostraciones por mi parte.
-No tengo miedo -repuso ella, irguiéndose-. Nadie se ha atrevido nunca a ser impertinente conmigo, y nadie lo hará nunca. Pero ha sido usted muy amable con mi padre, señor Thornton -añadió, cambiando de tono y adoptando una suavidad muy femenina-. No sigamos ofendiéndonos el uno al otro. Se lo ruego.
Él no prestó la menor atención a sus palabras. Se concentró en alisar el pelo del sombrero con la manga del abrigo durante medio minuto o así. Y luego, rechazando la mano que le ofrecía ella y haciendo como que no veía su seria expresión de pesar, se volvió bruscamente y salió de la habitación. Margaret captó su expresión antes de que se fuera. Le pareció haber visto el brillo de lágrimas contenidas en sus ojos al marcharse; y eso convirtió su orgullosa aversión en algo diferente y más amable, aunque casi igualmente penoso: el remordimiento por haber causado tanta mortificación a alguien.


«Pero ¿cómo podía haberlo evitado? -se pregunto-. Nunca me ha gustado. Siempre he sido educada; pero no me he molestado en disimular mi indiferencia. En realidad, nunca he pensado en él y en mí misma, por lo que mi actitud tenía que haber demostrado la verdad. Si ha interpretado mal todo lo de ayer es culpa suya y no mía. Yo volvería a hacerlo si fuese necesario, aunque me cause todas estas complicaciones y esta vergüenza.»

18 comentarios:

  1. ¡¡Anda hija que se despachó a gusto!!
    Si me lo llega a decir a mí, ja, de "contaíto" le doy yo calabazas!!!
    Village, me has tenido un rato en trance... un buen ratito... como siempre... Gracias amiga. Bss y feliz finde!!

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  2. PLOP!!!..... Te has dado cuenta que sufri un desmayo!!!..... pero como!!!..... que otra vez me has hecho gritar!!!!.... y me desmaye!!!... nunca he podido crer que le haya hecho sufrir.... yo me le hubiera aventado a los brazos!!!... y lo hubiera besuqueado hasta el cansancio y mas!.... pero bueno, me tendras aqui plantada leyendo y releyendo y volviendo a leer, asi que no me reclames mi larga estancia por aqui!!! GRACIAS!!! y un beso!

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  3. Oh, tremenda parte, apenas he podido pasarme a leer esta historia que me encanta y debo volar a ponerme al día y no ser tan caótica por mucho que me gane la impaciencia, debo buscar el orden, a eso voy.

    Un abrazo.

    Aglaia.

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  4. Gracias por deleitarnos con estos trozos de la realidad que nos transporta a un mundo romántico.

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  5. Wow, pero qué parte tan sublime. Por qué será que me recuerda tanto Orgullo y Prejuicio? Yo sé que las novelas no se deben comparar, en especial si el espacio y el tiempo son distintos, pero es que la trama de Norte y Sur es muy parecida a O&P, sólo que N&S es mucho más mordaz, pero sumamente encantadora.

    La verdad es que Margaret actuó un poco cruel, pobre Thorton, realmente la ama... ¡pero primero tendrá que cambiar su personalidad, igual que ella!

    Qué increíble y bella parte, amiga.
    Un besote.

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  6. Holasss...Haz dado con "la escena"!!, creo que esta fue la que más pena me dio, pobre señor Thorton!! y ella, que mala!! aunque no fue su intención claro, pero igual se le pasó la mano creo. Aunque creo que vienen más escenas tristes...ya me irás haciendo recordarlas.
    Muchos Saludos!!

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  7. Querida mia!! Cuanto tiempo sin visitarte!! he estado mucho tiempo ausente, pero estoy de vuelta.

    Me ha encantado este post! Adoro todo lo relacionado con esas maravillosas épocas!! Insisto, yo debí nacer en ellas!! jajaja

    Un inmenso saludo! Te espero en Blackwood Manor, cuyas puertas estarán siempre abiertas para ti.

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  8. QUERIDA MARICARI:

    Pues si!! Vaya forma de despreciarle, pobre hombre!! Ale mas pa´ mí!! jajajaj

    Que mas puedo pedir yo que que os gusten las entradas :)

    Besines querida buen finde!!

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  9. QUERIDA ANNE:

    Jajaja no te desmayes mujer! La verdad que yo tambien le hubiese recibido de otra forma y si no le gustaba podia haberle rechazo mas caritativamente

    Yo no reclamo nada!!! Yo encantada de que disfrutes conmigo en este rinconcito todo lo que gustes!

    Besines querida y buen finde!!

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  10. QUERIDA AGLAIA:

    Pues querida intenta leerla porque es una obra magnifica!! Yo ya no sabria que puesto darle entre mis favoritas tengo miedo que si lo pienso bien se cuele en los primeros puestos :)

    Besines y feliz finde!!

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  11. QUERIDA TRACY:

    Nada de gracias hay que ver todos los estados del romanticismo y para llegar a buen puerto como aqui se ve hay veces que primero hay que sufrir, esperemos que no mucho...

    Besines querida!! Buen finde!

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  12. QUERIDA LADY JANE:

    Pues mira que hasta ahora no me habia puesto a pensar si se parecian o no...pero bueno me parece que el caracter del Sr Thornton es muy distinto al del Sr Darcy, Thornton todo lo que tiene se lo ha ganado ély tiene razones de estar orgulloso y aun asi demuestra todo su amor por Margaret aun sabiendo que ella no lo quiere, son parecidas pero muy distintas en el fondo jajajajaj

    Besines querida !! Feliz finde!

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  13. QUERIDA PILAR:

    No te preocupes que en estas semanas te hare recordar las otras partes de esta magnifica historia
    Yo tambien creo que ella se pasó un poco al expresarse, al rechazarle, pero creo que tampoco era un momento bueno para ella ademas de todo lo que ya decia todo el mundo por ahi de su "demostracion" de amor (al tirarsele al cuello para salvarle...) le podia la vergüenza yo creo...

    Besines querida!!! Buen finde!

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  14. QUERIDA EILEEN:

    Ya notaba yo tu ausencia en el mundo del blog!! Y me alegra verte de vuelta!! Ya veo que has actualizado asi que alla voy!!

    Creo que muchas de por aqui pensamos asi...que nos hemos equivocado de epoca en unos cuantos años!! jaja que mal para nosotras...


    Besines querida!! Buen finde!

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  15. Norte y Sur! He demorado un poquito en venir a comentarte, es que estuve desmenuzando cada una de las frases de el fragmento. La escena es mi favorita. Como dice mi querida Jane, se ve mucho orgullo por parte de Margaret. ¡Es algo inaudito! Yo jamas he comprendido como si ella le ama y el le ama, no están juntos. Pues, el final de la historia, de todo modos, es fantástico. He aquí mi frase favorita: 'Me parece que piensa usted que mi amor la deshonra. No puede evitarlo. Yo, aunque quisiera, no puedo librarla de él. Y no lo haría aunque pudiera. No he amado nunca a ninguna mujer: he estado siempre demasiado ocupado, demasiado preocupado por otros asuntos. Ahora amo, y seguiré amando. Pero no tema demasiadas demostraciones por mi parte.' Excelente entrada, amiga! Besotes

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  16. QUERIDA LADY BINGLEY:

    La verdad Margaret es orgullosa pero en ningun momento pretendio amar al señor Thornton y en este momento no lo amaba, no como Elisabeth que de Darcy hay algo que le atrae y en la primera declaración de él no sabemos que siente Lizzy realmente por él, pero aquí, yo creo que ella no le quería, para nada! Ella empieza a comprenderle mucho después...Yo creo jajaja

    A mi esa frase la verdad que tambien me gusta cada vez que la leo me mata!!!

    Besines querida!! Feliz finde!

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  17. Como Ya le dije a nuestra querida Akasha, esta época es fascinante por la educación de los caballeros y el recato de las damas. Tiene un algo especial que a todos nos llama la atención y a pesar de ser el último en llegar procuraré ponerme al día en tu bonito blog. Un beso.

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  18. QUERIDO KARRAS:

    Sinceramente creo que la educacion y los modales de antes respecto a comportamiento eran bastante mejores que los de ahora, mucha mas belleza en las expresiones....
    Aqui no hay mucho que ponerse al día jajaja hay un poquito de todo :)

    Besines!! Feliz domingo!

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Gracias por pasarte por mi rinconcito...y no te cortes!! tu opinión es bien recibida!!
"La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta."