jueves, 27 de enero de 2011

Yo no quería tener un nombre. Quería que cuando alguien pensara en mí, pensara directamente en un sentimiento. No, yo no quería tener un nombre, quería llamarme como una canción, quería llamarme como un recuerdo triste, como una sonrisa. No quería que le pusieran un nombre a la sensación que despierto en la gente. Quería tener un color, una melodía, un poema, todo menos un nombre.

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"La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta."